El juego consiste en apilar, ordenar, ponerlas una sobre la otra, haciendo que mantengan el equilibrio o bien haciéndolas caer… Más adelante, los niños aprenden a diferenciarlas y a relacionarlas entre ellas, construyendo con su imaginación estructuras que forman un todo. De esta forma, dos rectángulos, un puente y un triángulo ¡pueden convertirse en la puerta de un castillo! Así es como, las diferentes piezas de madera combinadas pueden representar diferentes escenarios, como casas, barcos, castillos, ciudades…